Tenemos que unirnos para que los causantes de la muerte de Patricia, Almudena y futuras victimas de atropellos tengan una condena ejemplar.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Concentración celebrada en Madrid en recuerdo de las víctimas de tráfico.

Esta mañana he conocido en la concentración que se ha celebrado en el Parque del Retiro de Madrid a otros familiares de víctimas de accidentes de tráfico y he podido poner cara a mucha gente que al igual que nosotros reclama justicia. Son muchas las familias que acabas destrozadas por estos sucesos y aunque la perdida es irreparable y nada va a poder compensar las vidas que nos han arrebatado, todos reclamamos lo mismo, que los culpables de estos delitos cumplan íntegramente las condenas. ¿Es tan raro lo que pedimos? ¿Porqué nuestros políticos no nos escuchan y hacen algo?


Quiero dar las gracias a la asociación Stop Accidentes y a su delegada en Madrid, Ana Galán, por haber organizado este encuentro en el que hemos podido recordar a todas las víctimas de la carretera. Todos hubiésemos deseado no estar ahí concentrados porque eso significaría que no faltaría de nuestro lado ningún ser querido pero por desgracia todos los que estábamos ahí, hemos sufrido una perdida muy importante en nuestras vidas y este encuentro me ha servido para darme cuenta de que gracias a estas asociaciones y a la gente que colabora con ellas, no estamos solos en nuestra lucha y que entre todos conseguiremos que se haga justicia. 

Patri, Almu, os echamos de menos y haremos todo lo que podamos para que se haga justicia.

Aquí os dejo una carta que me han dado esta mañana y que está escrita por una madre que ha perdido a su hija.


QUIERO GRITAR! 

¡Quisiera gritar! Quisiera emitir un grito tan grande que parase el mundo. Un grito que transmitiera el dolor que siento desde hace un año y que aumenta cada fin de semana cuando escucho o leo, los muertos en el fin de semana por accidentes de tráfico. 

¿Cómo podría hacer para llegar a las conciencias dormidas de esta sociedad?, ¿cómo podría transmitir mi dolor?, ¿cómo podría convencer de que mañana puedes ser tú?, ¿cómo decir que esto es una locura, que la vida es bella y demasiado corta en situación normal? 

¡Quiero Conducir, Quiero Vivir! Fue el mensaje que transmití a los amigos de mi hija, después a través de los periódicos a los jóvenes que leyeron mi carta. Les pedía que cambiaran este mundo, esta realidad. Quería cambiar el motivo, la causa o al menos disminuir el factor de riesgo. Este fin de semana, una vez más, 3 jóvenes muertos en un único accidente. Al principio tenía alguna esperanza de que esta frase se convirtiese en un eslogan, en una bandera para vivir, pero cada vez me parece más una utopía. ¡Tonta de mí! 

Jóvenes de este país ¿Qué os pasa?, ¿no os dais cuenta que es la más fea del baile?, ¡Miradle la cara! Tiene cara de velocidad, de droga, de alcohol. ¡No os dais cuenta que os cobra muy caro por muy poco placer!. ¡Miradle la cara, es la muerte!. 

Vosotros perdéis la vida y a nosotras, vuestras madres, nos arranca las entrañas. La muerte también se apodera de nosotras. 

Una vez más, ¡Tonta de mí, qué joven leerá esto? 

Necesito gritar, pero al contrario que Liza Minelli en Cabaret, no encuentro el puente para hacerlo. Será porque la vida no es una película, esto es realidad. ¡Ayudadme a gritar! ¡Oíd mi grito! ¡Gritemos todos! Pero por favor, que pare esta sangría. 


Flor Zapata Ruiz, madre de Helena. Alcobendas. Madrid. 

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